Por Lic. María Valeria Jones*
Jugar significa indagar, conocer, aprender, equivocarse, descubrir, es decir, todo lo que se necesita para hacerse adultos.
Muchas personas le dan poca importancia al tiempo que le dedican a jugar con sus hijos. Sin embargo, el juego beneficia a los niños de muchas maneras, favoreciendo el aprendizaje de todas las áreas del desarrollo infantil.
Los adultos debemos aprovechar estos momentos, sobre todo ahora, ¡que nos tenemos que quedar en casa y tenemos más tiempo! para que los niños aprendan sin esfuerzo de manera natural y pasando un buen rato.
Participar en los juegos genera que se sientan queridos, seguros y favorece una autoestima alta.
- A través del juego podés ayudar a los niños a resolver problemas, a que interactúen con los demás, a cooperar, respetar las reglas y esperar sus turnos.
- Ayuda a crear experiencias y sentimientos positivos entre la familia que más tarde ayudará en momentos de conflicto.
- Reduce la ansiedad y regula el estado de ánimo. Aumenta el bienestar, la calma y felicidad.
- Los ayuda a tener tolerancia a la frustración, por ejemplo, cuando pierden en el juego o no sale como quieren.
- Les permite experimentar con ideas nuevas y desarrollar su imaginación y creatividad.
- Ayuda a desarrollar su vocabulario y a aprender a comunicar sus pensamientos, sentimientos y necesidades.
- Cuando saltan, corren, etc., están desarrollando sus capacidades motoras.
- Al Jugar estimulan muchas habilidades cognitivas: atención, memoria, coordinación viso motora, lectoescritura, razonamiento lógico-matemático, planificación, anticipación, toma de decisiones, autocontrol y a desarrollar una estrategia…
Jugar es una necesidad del ser humano y siempre formará parte de nuestra vida, por eso, es necesario también, que el tipo de juego vaya cambiando según la edad de los chicos, ya que necesitan motivación y estímulos constantes para aprender.
El niño que juega es feliz y, cuando un niño es feliz con toda seguridad aprenderá con amor, mejor, antes y para siempre.
*María Valeria Jones es psicopedagoga y trabaja en Fundación Nordelta.